¿PUEDEN SER LAS AGUAS RESIDUALES URBANAS UNA MINA DE FÓSFORO?

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Miembros del Grupo de Ingeniería y Gestión Ambiental y del Grupo de Nuevos Materiales Inorgánicos pertenecientes a los departamentos de Ingeniería Química y de Química Inorgánica de la Universidad de Málaga respectivamente desarrollan actualmente un proyecto de investigación sobre la retirada y aprovechamiento del fósforo contenido en las aguas residuales urbanas. Dicho proyecto cuenta con financiación de la Junta de Andalucía y de la Unión Europea a través de las Ayudas a actividades de transferencia de conocimiento entre los agentes del sistema andaluz del conocimiento y el tejido productivo.

La primera razón para el desarrollo de este proyecto es que, en los ecosistemas acuáticos, incluso pequeñas concentraciones de fósforo aumentan la productividad biológica en los lagos, ríos, etc., de modo que pueden ser causa de eutrofización, con el impacto ambiental correspondiente, debido a que el crecimiento de algas puede causar hipoxia y otros efectos negativos. Debido a ello, los gobiernos han procedido a limitar la concentración de fósforo en las aguas.

La Directiva Marco del Agua 2000/60/EC conjuntamente con la Directiva del Consejo 91/271/EEC relativa al tratamiento de aguas residuales urbanas identifican áreas sensibles donde los elevados contenidos de fósforo supondrían elevados impactos ecológicos y refuerzan el control de fósforo en los vertidos de aguas residuales respectivamente. Así, se requiere que la concentración de fósforo en los efluentes de agua residual no exceda 1-2 mg de P/L, dependiendo de la sensibilidad de medio receptor y del tamaño de la planta de tratamiento de agua (EDAR), o que sean reducidos en un 80% respecto a la concentración de la corriente afluente.

La segunda razón, pero de importancia comparable, es que el ciclo del fósforo inorgánico es extremadamente ineficiente y antieconómico. La pérdida de fósforo hacia los cuerpos de agua, debida al vertido de agua residual, representa aproximadamente el 10% de todo el fósforo inorgánico procedente de los fertilizantes aplicados al suelo. Además, la producción mundial de roca fosfática, (materia prima de la industria de los fertilizantes) se cree que alcanzará su pico en este siglo y tanto la disminución de su calidad como el aumento de su precio suponen problemas crecientes.

Por todo ello, las plantas de tratamiento de aguas residuales urbanas (EDARs) pueden representar una mina líquida para la obtención de fósforo debido a la relativamente elevada y constante carga entrante. Sin embargo, las aguas residuales municipales también contienen muchos contaminantes, tanto orgánicos como inorgánicos, que hacen que su utilización directa pueda presentar riesgos asociados al consumo de alimentos regados con las mismas y, por ello, se requiere de procesos de tratamiento y recuperación para que el fósforo pueda ser usado como fertilizante con seguridad y efectividad.

Esta problemática situación crea simultáneamente una necesidad y una oportunidad, haciendo necesaria la retirada y, en lo posible, el aprovechamiento del fósforo, no solamente para asegurar un buen estado ecológico de los cuerpos de agua sino también para mantener la productividad de la agricultura.